Desde su origen en la corteza terrestre, el cobre pasa por varias etapas para alcanzar una larga vida en productos esenciales como la electrónica, los electrodomésticos, las redes eléctricas, los vehículos y las tecnologías de energía renovable. Como material 100% reciclable, el cobre puede reutilizarse una y otra vez sin que se pierdan sus propiedades físicas.
El material producido a partir de minerales y concentrados se denomina producción de cobre primario. El cobre secundario también puede producirse reciclando chatarra, así como productos acabados, y tiene las mismas propiedades de rendimiento que el material primario.
La producción de cobre primario comienza con la extracción de minerales portadores de cobre. Hay dos formas básicas de extracción de cobre: la minería de superficie y la subterránea. Debido a que el cobre se distribuye en concentraciones relativamente bajas en grandes áreas, la minería de superficie, o a cielo abierto, es el método de extracción predominante para el cobre en el mundo.
Tras la extracción, el cobre se produce por una de las dos vías de proceso, pirometalúrgico (seco) o hidrometalúrgico (húmedo). La fundición es un proceso de calentamiento y fusión del mineral para extraer un metal como el cobre. El refinado se refiere a cualquier proceso que aumente la ley o la pureza del metal. Tras completar los procesos de refinado, el cátodo de cobre suele tener una pureza del 99,9%.
Durante la semifabricación, el cobre, junto con la chatarra limpia, se convierte en alambre/varilla, tubos, láminas y tiras para su uso en la cadena de valor.
Los alambres/varillas, tubos, láminas y tiras de cobre se transforman en productos acabados que pueden ser utilizados directamente por los consumidores y las empresas.
Cada año se utilizan casi 28 millones de toneladas de cobre. La mayor parte del cobre producido en el mundo (el 70%) se utiliza para aplicaciones eléctricas/de conductividad y comunicaciones.
Durante la última década, más del 30% del uso anual del cobre provino de fuentes recicladas. Según el modelo de existencias y flujos de cobre a nivel mundial, desarrollado recientemente por el Instituto Fraunhofer, se estima que dos tercios de los 550 millones de toneladas de cobre producidas desde 1900 siguen en uso productivo (Glöser, 2013).